Soy Ro, y esta es la historia de Pawi
Pawi no nació en una fábrica. Nació atendiendo pacientes con problemas de circulación y la necesidad real de sentirse bien todos los días.
El cuerpo como punto de partida
El 2023 estaba trabajando en una clínica top de tratamientos linfáticos, mientras terminaba mi magíster en terapia física y rehabilitación. Ese mismo año viajé a Dubái a exponer sobre ergonomía y promoción de la salud en el trabajo, donde conocí a kinesiólogos europeos expertos en drenaje linfático.
Ahí confirmé algo que ya intuía: el cuerpo habla todo el tiempo. El problema es que no siempre lo escuchamos.
La maternidad lo cambió todo
La maternidad me obligó a replantearlo todo. El trabajo, los horarios, los ritmos, la forma de vivir.
Renuncié y creé mi primer espacio de atención a domicilio. Sin boxes, sin clínicas, sin estructura rígida. Solo una camilla, mis manos, y cuerpos reales.
Ese año no crecí en números. Crecí en experiencia. En escucha. En certeza.
Algo nuevo estaba naciendo, aunque todavía no tuviera nombre.
De la camilla al primer calcetín
En diciembre de 2024 llegó la primera importación: Silver Black y Silver White. Eran los primeros calcetines de compresión que traíamos a Chile. Los vendí yo misma, puerta a puerta, directamente a las mujeres que ya conocía por mis sesiones de drenaje linfático.
Fue un paso pequeño, pero cargado de significado: Pawi dejaba de ser solo un servicio para transformarse en posibilidad real de bienestar diario.
Nace Atacama Rose — pensado para mujeres reales
Tras escuchar a tantas mujeres decir que las medias de compresión no les calzaban, decidí diseñar algo diferente: tallas reales para cuerpos reales, con suavidad, compresión justa y un color que no gritara “clínica”, sino “cuidado con ternura”.
Así nació Atacama Rose: un rosado suave, una tela amable, compresión real. Una prenda que puedes usar en tu día a día, sin pensar que llevas “medias de recuperación”.
Fue un paso consciente. Porque Pawi no solo quería aliviar: quería acompañar.
No era un tema de peso. Era genética.
Muchas de mis pacientes no podían usar ninguna talla. Tenían pies pequeños, pero pantorrillas grandes. No era sobre peso. Era sobre cuerpo. Era sobre genética.
Me di cuenta de algo fuerte: ninguna marca en Chile estaba pensada para ellas. Simplemente, no existían.
Mientras diseñábamos las Aysén Black, tomé una decisión: crear una versión Wide Calf. Misma suavidad. Misma compresión real. Pero con espacio para cuerpos reales.
No para corregir. Para acompañar.
Menos exigencia. Más bienestar real.
Vivimos en un mundo cada vez más sedentario, con alimentos ultraprocesados, radiación solar extrema, poco descanso, mucho estrés y una vida urbana que no se detiene.
Mi visión como kinesióloga es clara: no basta con tratar síntomas. Necesitamos acompañar al cuerpo en la vida real, ayudar a que vuelva a sentirse liviano, contenido, en equilibrio.
Menos cortisol. Más serotonina. Más conciencia corporal. Más pausa. Más cuidado diario.
Pawi es parte de ese camino. No como una solución mágica, sino como una ayuda real para cuerpos reales, en una vida real.